“Volvió la política”, “En la mesa de los argentinos se volvió a hablar de política”. Funcionarios y militantes kirchneristas han repetido estas frases una y otra vez. Sin embargo, ante la mínima expresión política distinta a sus intereses, no han dudado en lanzar todo tipo de descalificación. Lo hacen con la oposición: «En Argentina no hay oposición. La oposición real son los medios, fundamentalmente Clarín”. Y ahora lo hacen con la marcha del 18F, desacreditándola porque esa marcha se «politizó». Paradójico, ¿no?
Que quede claro: La marcha del silencio es y debe ser política. El reclamo por una democracia republicana es profundamente político. La crisis argentina es política. La muerte de Nisman es política. Y sólo saldremos de este laberinto con más y mejor política. Por eso, marchamos el 18.
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